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EN EL DÍA DE LA EDUCACIÓN RURAL RECORDAMOS A GABRIELA MISTRAL


“Es el maestro o maestra que, con infinita paciencia y, muchas veces con los cuatro cursos en una misma sala, recorre pupitres, adelanta tareas, se entera de los problemas familiares, comparte el alimento con sus niños, transmite y aprende de estos la vida en el campo, hace, en resumen, de su trabajo un apostolado poco conocido en las grandes urbes”.

Con estos antecedentes, más o menos, se concibió, como un homenaje a los educadores rurales de todo el país, el “Día nacional de la educación rural” (Decreto 149 del 7 de abril de 1998 del Ministerio de Educación), que recuerda a nuestro premio Nobel de Literatura en el aniversario de su nacimiento, el 7 de abril, ella también una profesora rural.


ENTREGA DE PREMIO NOBEL DE LITERATURA

Enfundada en un formal vestido negro, Lucila Godoy Alcayaga arribó a la sede de la Academia Sueca, en Estocolmo, el 10 de diciembre de 1945. Los ecos de la Segunda Guerra Mundial se habían apagado pocos meses antes, y la asolada Europa daba sus primeros pasos de vuelta a la cotidianeidad que había perdido tras décadas de inestabilidad política y de experimentos totalitarios. El Premio Nobel había estado interrumpido cuatro años desde 1940 a causa del conflicto, y solo el año anterior se había retomado la entrega del galardón.


Y ahí, entre gente tan elegantemente vestida como ella, estaba Lucila Godoy, o más bien, Gabriela Mistral. La segunda galardonada con el Premio Nobel de Literatura tras el reinicio de su entrega. La primera latinoamericana, la segunda profesora (la primera fue la sueca Selma Lagerlöf, en 1909, autora del clásico El maravilloso viaje de Nils Holgersson).


Hoy en la comuna de Vichuquén recordamos a esta gran mujer, maestra y líder. Lo hacemos con algunas de sus frases que quedaron para la historia.


“Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están desarrollando, a él nosotros no podemos contestarle mañana, su nombre es hoy.”


Son muchas las frases que nos entregó la poetisa chilena, destacamos otra que señaló en su libro “Magisterio y Niño”: “ENSEÑAR SIEMPRE: EN EL PATIO Y EN LA CALLE COMO EN LA SALA DE CLASES. ENSEÑAR CON LA ACTITUD, EL GESTO Y LA PALABRA”.


Roberto López Zenteno

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